domingo, 2 de agosto de 2009

UN GRUPO DE LECTURA

Si algo rodeaba siempre a mi abuelo y lo hizo hasta sus últimos días era un halo de misterio. Para hablar daba 30 vueltas al asunto antes de decirte realmente sus intenciones, fue una cosa curiosa que aun cuando empezaba a ser dificil entenderle ella se negana a sintetizar y comenzaba por la parte más complicada y poco importante de la frase. Un día me invitó a pasar un marte por la noche con un grupo de "amiguitos", asi le llamaba a todos los que la rodeaban, donde leían unas cosas muy bonitas y todos hablaban muy bonitos. Ahi voy, un martes cualquiera como a las 8 de la noche acompañanado a mi abuela en una extraña colonia cuyo nombre no recuerdo, entrando a un aun más extraño departamento con un grupo que personas tan extrañas que podrian haber servico para un anuncio de Benetton tanto como para un poster de la ONU. No eran los colores, eran las tendencias, desde la chica dark que parecia consumirse en sus huesos y esa ropa negra que acentuaba aun más el palidisimo maquillaje que cubría su cara hasta el viejo solitario. Así empezaron a llegar varias personas y se sentaron en círculo mientras el líder tomaba la batuta sobre la conversacion. Todo podría haberse confundido con un grupo de lectura sino fuera porque comenzaron con una especie de ritual donde hacían una oración y hablaban del "gran arquitecto". ¿En qué clase de secta está metida mi abuela?, me preguntaba mientras buscaba símbolos alrededor del departamento que pudieran darme una pista. Y por supuesto que preguntárselo estaba prohibido puesto que no podiamos hablar, había que seguir al líder. Así prosiguieron todos a comentar sobre un libro que les habían encargado leer, era algo sobre la revolución. Finalizadas las conclusiones, el líder comenzó a regañar a todos aquellos que tenían prioridades diferentes al grupo, incluso regañó a una mujer diciéndole que el que su hijo tuviera fiebre no era excusa para faltar  a las citas. Me pareció terrible! Por si eso no fuera suficiente, pasaron entre ellos una bolsa de terciopelo rojo donde ponian una especie de diezmo, busqué mi bolsa, pero me hicieron saber que yo no necesitaba hacerlo. Después otra porra, otro ritual y escuche la palabra "logia". Y si de hecho conocía yo esa palabra, ya la había escuchado antes, pero por supuesto que mi referencia no era la correcta "una logia de masones", mi referencia era mucho mas simple "la logia de los búfalos mojados". Pero como aquí nadie parecía tener una preferencia especial por el boliche tuve que deshechar mi inmediata conclusión. Salí de ahí montada en cólera porque me sentía engañada, había sido llevada a un lugar del que mi abuela se había limitado a decirme "un grupo de amiguitos que hablan muy bonito" y eran mucho más que esa, con un par de libros de Gandhi bajo el brazo, cortesía de la logia recordé el verdadero motivo de mi visita. Uno de los miembros de tan curioso grupo trabajaba en una estación de radio, profesión que yo habia estado persiguiendo desde hace algún tiempo y ella me había invitado a la reunión para que conociera a quien después me acercaría a mi primer trabajo en este medio. Y así fue como en un halo de misterio y confusión, gracias a mi abuela dí el primer pequeño gran paso a lo que espero siga siendo el resto de mi vida, la radio. 

viernes, 24 de julio de 2009

Ya puede chiflar!

Anoche mi hija me preguntó si en vez de rezarle a Dios podía rezarle a mi abuelita, Mami Tere, como la llamábamos todos. Le contesté que si, que más que rezarle se trataba de platicar con ella y decirle lo que sentía, así que con sus 5 añitos se concentró y le dijo que la extrañaba mucho y que porfavor se encargara de cuidar a la Estopa, su perrita, y al abuelo Polo, mi papá. Termianda su "oración" me preguntó "Y ahora que mami Tere está en el cielo, ¿ ya puede chiflar?"

Lo había olvidado por completo, definitivamente no era una delas características definitorias de mi abuela pero si algo de lo que ella estaba sumamente orgullosa, chiflaba tan fuerte que decir "chiflaba como hombre" sería quedarme corta. Lo hacía con mucho orgullo y un talento singular, sin embargo despues de 3 años en que había perdido la capaciadad de hablar y por supuesto de cantar actividad que para ella también era importante, lo de chiflar habia pasado a la historia. Y es que mi abuela era tan multifacética como las miles de cosas que dejó. Por alguna extraña razon se dedicó los últimos meses de su vida a comprar artículos deportivos de CV Directo, la vanidad era parte importante de su vida. Tan sólo 2 semanas antes de morir, cuando por propia voluntad acudió al hospital a que le realizaran una traqueostomía que ella esperaba le cambiara la vida para bien, acudió con el maquillaje impecable, una boina que la hacía ver muy curiosa, las uñas decoradas, tacones de plataforma y sí tanga de corazóncito.

Es increible como en el momento en el que uno tiene conversaciones en momentos delicados con determinadas personas tenemos muy poca idea de que esas serán probablemente las últimas. Si supieramos que despues la vida nos iba a arrancar esa oportunidad ¿habriamos platicado de algo diferente?

Mi abuela se encontraba en urgencias esperando al médico que la iba a atender, sin embargo hacía gala de que ya ahí con el oxígeno puesto se sentía mucho mejor. Quiso ir al baño. La llevaron hasta el en la camilla pero en realidad pudo pararse con bastante facilidad, mi ayuda se limitó a acomodar los cables del suero y demás aparatos médicos. Lo que me soprendió y definitivamente formaba parte de su pesonalidad fue que estaba usando tanga, no cualquier pieza de ropa interior, una tanga de tela negra traslucida con un corazón cortado en el medio que dejaba ver parte de su piel. Eso también la hacía sentirse orgullosa. Definitivamente me hizo reir pero tambie´n reclamarle que era la culpable de enviarme al psicólogo los próximios meses, no era solo el detalle de que ella usara semejante pieza mientras yo fuera la que en realidad portaba los auténticos calzones de abuelita, lo quera todavia mas grabe, es que a ella se le veían mejor! Es una pena que la calidad de su piel no pudiera ir incluida en alguna especie de herencia cosmica, porque definitivamente ya estaría buscándola. 

Regresamos a la cama donde la esperaba el médico, le explico de manera muy leve de qué se trataba el procedimiento, en cuanto tiempo la pasaban a quirófano y cuánto iban a tardar. Mi abuela tomó su pizarrón y le escribió: "Siempre fuí muy sana. No se en que momento me paso esto." Esa es la eterna pregunta para la que probablemente ningún médico tenga respuesta, el Dr. enmudeció unos segundos y yo caí en cuenta de que ella aun sentía una necesidad de justificar lo que le estaba sucediendo, una enorme necesidad de gritarle al mundo lo que siempre dijo en alto Soy muy sana!. Para ella ser sana no era una frase, era un estilo de vida. Si existiera un título para la mujer que haya recorrido más kilometros de compras con tacones altos aseguro que ella lo tendría. Hasta hace no mucho tiempo mi mamá discutía con ella cuando viajaban porque insistía fervientemente en cargar TODAS las maletas, todo haciendo gala de su maravilloso estado de salud, un estado que con el tiempo había estado perdiendo como si se trata de una venganza personal. 

Asi que le respondí a mi hija: "Si, ya puede chiflar, y cantar y bailar y hacer todas las cosas que a ella le gustaban".

martes, 14 de julio de 2009

No me rindo! Tan Tan

Después de muchos meses de visitar innumerables doctores, que iban desde dentistas hasta neurólogos nadie daba con un diagnóstico real sobre la enfermedad que aquejaba a mi abuela, un mal que lentamente durante mas de un año le fue robando la capacidad de hablar, su lengua no respondia adecuadamente y cada vez era más dificil entenderle. Mi abuela por su parte había visitado a infinidad de brujos que le aseguraban era víctima de un mal de ojo. 

Al fin, un neurólogo llamó a mi mamá, le dijo que despues de analizar cuidadosamente todos los resultados tenía un diagnóstico importante y queria hablar con ella a solas, así que decidí acompañarla. Se trataba de una enfermedad extraña que afecta a muy pocos pacientes en el mundo, no sabemos a que se debe, no tiene cura, irá progresando y tendrá un desenlace complicado, en un principio ha perdido la capacidad de hablar, después perderá la de tragar y tendrán que ponerle una sonda para alimentarse, al final tendrá que estar conectada a un respirador, porque también sus músculos perderán fuerza en esa parte. Los pacientes con ELA pueden vivir de 3 meses a 10 años. 3 meses a 10 años ese era la esperanza de vida del doctor. ¿Cuánto tiempo terminó siendo en realidad para mi abuela? 3 años, 3 meses. 
En ese momento mi mamá se preparaba para hacer un viaje largo y no sabía exactamente qué hacer con esa información que tenía entre manos. Le preguntó al Dr. "¿si fuera su mamá, usted que haría?." "Decirle", respondió "podría suceder cualquier cosa, desde que cayera en una depresión hasta que se diera un tiro, pero tiene derecho a saber." Así que tras darle unas cuantas vueltas en su cabeza y concluir que si tienes los días contados a cualquiera le gustaría saber más o menos cuantos les quedan, mi mamá se armó de valor y fué a hablar con la abuela. Hasta ese entonces, ella se negaba a aceptar su incapacidad para hablar, a pesar de que era casi imposible entenderle ella se rehusaba a escribir sus ideas, e inentaba incansable hasta hacer llegar aunque fuera sólo una breve idea. Así, llegamos a su casa como a las 7 de la noche. Mi mamá le dijó que tenía algo importante que decirle, que había recibido una llamada del médico y quería contarle lo que le había dicho, mi abuela se incó a un lado de su cama mientras recargaba los brazos en ella, mi mamá sentada le dió el diagnóstico, todo precedido de como contaba con su apoyo incondicional para lo que fuera que ella quisiera hacer con esa informacion, desde visitar 30 neurólogos más hasta irse a ver mil brujos. Mi abuela conocía perfectamente de que se trataba tener ELA, habia convivido de cerca con alguien que la padecia. A pesar de que tardo muchos años en aceptar su enfermedad, a pesar que despues de la noticia insistió en visitar a varios dentistas para que le curaran lo que ella aseguraba habia sido un error médico, a pesar de todo esto, en ese mismo instante, cuando oyó la noticia y por primera vez aceptando que si hablaba no la ibamos a poder entender, tomó papel y pluma para escribir: "Yo no me rindo, Tan Tan".

domingo, 12 de julio de 2009

CANTA, BAILA, DIVIÉRTETE, RÍE Y PORTATE BIEN

Siempre me pregunté porque mi abuela vivía en un lugar entre la adolescencia e infancia, parecía ser una quinceañera eternamente sorprendida y dispuesta a sorprender a todos, ya fuera apareciendo con mariachis en una reunión o con un par de lentes en forma de cerveza. También siempre me respondía, que seguramente se debía a que no había tenido tiempo de disfrutar de su juventud, conoció al abuelo muy chica, quien afirma haberla visto por primera vez con un traje de baño, "en las manos", agrega siempre en tono de broma, y que sus piernas fueron lo primero que lo conquistaron, y tenía 2. Así la enamoró y se casaron cuando ella tenía sólo 16, juntos no sólo hicieron crecer una familia, también un negocio en el que su trabajo era parte primordial. Se encargaba de cobrar a los morosos, trabajo que hasta hace algunos años recuerdo hacía con instinto detectivesco, ganarse a los vecinos del deudor, llamar a su puerta inventándose personalidades, espiarlos durante el día, en fin a manera de juego lograba lo imposible. Después de años de trabajar juntos y que el negocio les brindadra mayores libertades económicas la abuela empezó por encontrar sus propios y variados intereses que la llevaron desde la medicina hasta la magia pasando por las clases de canto, piano y baile, imagino que en algún momento de su vida también pintó pues he visto sus cuadros y el talento es innegable. Pero tanto derroche de talento tenía un fin de común, no aspiraba a los grandes escenarios pasó mucho de su tiempo mostrándolo en casa hogar, asilos, hospitales y hasta reclusorios, solíamos bromear con ella de que este último era su lugar favorito porque de ahí el público no se le iba. 

Cuando llegaba el invierno y con él la navidad también los preparativos para lo que mi abuela convirtió en una tradición durante más de 20 años. Disfrazba su coche de trineo, a cualquier distraido que se ofreciera a ayudarla lo convertía en duende y ella se transformaba en Santa, un Santa que por supuesto jamás dejaría de usar rimel o tener las uñas pintadas, pero a su forma era Santa Claus. Invertía una pequeña fortuna en tepito, lugar donde se movia a sus anchas, conocía el protocolo del lugar a la perfección, aquel que hace la diferencia entre poder ir de compras al lugar mas rudo de la ciudad y salir vivo de la experiencia. Llenaba el trineo con juguetes, dulces y una que otra sorpresa. Los jueguetes iban destinados a zonas de escasos recursos donde los niños se amontonaban sobre su coche, los dulces para los otros niños que encontraba en las avenidas durante el trayecto y las sopresas para visitar casas de amistades sorprendidas a quienes les regalaba una "foto instantanea con santa". De hecho fue como duende que "aprendí" a manejar, Santa confiaba en que una amateur al volante era suficiente para llevar los regalos sanos y salvos y yo le agradecía la oportunidad de estar detrás del volante del convertible de Santa.


INTRO

Abrí este blog para mi abuela hace unos días, llevaba unos cuantos meses sin salir de casa y pensé que esta sería una gran oportunidad para tomar la escritura como terapia, al menos así funciona para mi. Escribir se habia convertido junto con algunas señas muy distintivas en su único medio de comunicación, después de una larga enfermedad que comenzó por robarle el habla. Sin embargo este blog llegó tarde, en el momento en que las ganas por compartir ya se habian ido, o al menos eso pensé.